El arte Barroco surgió como un estilo promovido
principalmente por la Iglesia Católica, ya que las ideas reformistas y
racionalistas intentaban dejar de lado la religión no sólo en los espacios
artísticos si no también en el vivir cotidiano de los individuos.
Para hablar del origen del arte barroco tenemos que
diferenciar dos cosas: las causas políticas y religiosas y las causas
psicológicas y sociales.
Las causas políticas y religiosas: posiblemente en la
actualidad todas las personas conozcan al arte barroco como un arte de
contrarreforma. La iglesia Católica para actuar en contra del protestantismo,
mandó la edificación de diversos templos con un exceso de escultura. Además no
solo eso sino que exigió a los artistas que se alejaran de crear obras con
temas paganos y por ello tuvieron que evitar los desnudos o escenas
alborotadoras. Con unas normas estrictas y conservadoras se desarrolló lo que
llamamos Barroco.
Las causas psicológicas y sociales: en el siglo XVII la vida
estaba repleta de dolor y muerte por la aparición de la guerra. Con esta nueva
necesidad, el artista Barroco intenta experimentar con el arte hasta dar lugar
al movimiento y el color, es por ello por lo que las obras de ese siglo intenta
transmitir una agitación y un amor por la vida representada de forma dramática.
Con esta nueva necesidad de experimentar el arte barroco comienza a
caracterizarse por el uso del “juego de las sombras” y de la decoración
magnífica y espectacular.
Características del arte barroco
Representación de sentimientos y emociones más que por la
mera imitación de la realidad que rodeaba a los artistas de la época.
Las obras en el arte barroco
incluyen temáticas religiosas que habían sido dejadas de lado por el
Renacimiento y buscan representarlas de manera altamente expresiva.
Tienen un fuerte sentido del movimiento, la energía y la
tensión.
Fuertes contrastes de luces y sombras realzan los efectos
escenográficos de muchos cuadros, esculturas y obras arquitectónicas.
Una intensa espiritualidad que aparece con frecuencia en las
escenas de éxtasis, martirios y apariciones milagrosas.
La insinuación de enormes espacios es frecuente en la
pintura y escultura barrocas; tanto en el renacimiento como en el barroco, los
pintores pretendieron siempre en sus obras la representación correcta del
espacio y la perspectiva.
El naturalismo es otra característica esencial del arte
barroco; las figuras no se representan en los cuadros como simples estereotipos
sino de manera individualizada, con su personalidad propia.
Los artistas buscaban la representación de los sentimientos
interiores, las pasiones y los temperamentos, magníficamente reflejados en los
rostros de sus personajes.
La intensidad e inmediatez, el individualismo y el detalle
del arte barroco hicieron de él uno de los estilos más arraigados del arte
occidental.
Los edificios solían construirse con materiales pobres pero
resaltando la majestuosidad y la monumentalidad de la obra.
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